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Tratamiento de VIH: ¿qué tan efectivo es y qué impacto tiene en los portadores del virus?

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Doctor platicando con paciente

Tiempo de lectura: 6 minutos

Aunque el VIH es un virus que ha afectado a la población mundial desde hace más de cuatro décadas, existe mucha desinformación al respecto. De hecho, muy pocas personas saben que existe un tratamiento de VIH, y que quienes se han contagiado del virus pueden utilizar ciertos medicamentos para controlar sus efectos negativos. 

En este artículo explicaremos cómo funciona el tratamiento de VIH, cuáles son las implicaciones que tiene para una persona que está contagiada con este virus, y qué medidas se pueden tomar para prevenir el riesgo de contagio. 

¿Qué es el VIH?

El Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), es un virus que se caracteriza por debilitar el sistema inmunológico de las personas, ya que invade unas células conocidas como linfocitos CD4+, que son indispensables para que el cuerpo se defienda de infecciones y de enfermedades. 

Las personas con VIH transitan por diferentes etapas, dependiendo del tiempo que tenga el virus en su cuerpo. De esta manera, el virus se puede encontrar en una fase aguda, y avanzar a una fase crónica si no se aplica algún tratamiento de VIH que permita controlar el virus. 

Es importante hacer un diagnóstico temprano y empezar un tratamiento con fármacos antirretrovirales para que las personas puedan enfrentar el virus y tener una mejor calidad de vida. Hay que tener presente que no existe una cura para el VIH, porque el virus se integra al material genético del sistema inmunológico, y actualmente no hay forma de erradicarlo por completo. 

Síntomas del VIH 

Los síntomas del VIH son muy variados, y pueden incluir fiebre, erupciones cutáneas, inflamación de ganglios linfáticos y fatiga. Estos síntomas se suelen extender de días a semanas, y pueden desaparecer durante varios años. 

De hecho, algunas personas infectadas con VIH no notan ningún síntoma los primeros meses, y requieren de diferentes análisis de sangre para poder tener un diagnóstico. En muchas ocasiones se realizan pruebas médicas cuando se sabe que se ha estado en contacto con una persona infectada.  

Este virus se transmite a través del intercambio de fluidos corporales como el semen, el flujo vaginal, la sangre y la leche materna. Esto se produce a través del sexo, al compartir agujas, y durante el embarazo o la lactancia. 

¿En qué se diferencia el VIH del SIDA? 

Una de las consecuencias más graves del VIH es el desarrollo del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), nombre por el que se conoce a la etapa más avanzada del VIH, en la que el sistema inmunológico está severamente deteriorado. Es decir, se trata de dos términos que están estrechamente relacionados, pero que no significan lo mismo. 

El SIDA no es propiamente una enfermedad, sino una condición que se desarrolla a partir de la infección de VIH. En ese estado, la situación de las personas es mucho más grave, y se pueden producir otras infecciones o ciertos tipos de cáncer. 

El tratamiento de VIH y el tratamiento de SIDA también tienen ciertas similitudes, sobre todo, por el uso de antirretrovirales. Sin embargo, también existen algunas diferencias, ya que en el SIDA la condición de salud de la persona está más deteriorada, y por el fallo del sistema inmunológico se pueden presentar enfermedades que complican el cuadro clínico y requieren de otros especialistas.

Prueba de sangre, extracción por la punta de los dedos

¿Cómo se hace el diagnóstico del VIH?

El diagnóstico del VIH se hace a través de pruebas específicas con las que se puede descubrir si el virus está presente en el organismo de una persona. El Servicio Nacional de Salud de Reino Unido señala que la prueba se puede hacer a partir del análisis de una muestra de sangre o de saliva, y recomienda que las personas busquen atención médica en caso de que sospechen que están infectados. 

Hacer un diagnóstico temprano permite que las personas puedan empezar el tratamiento de VIH, y evitar que se generen complicaciones mayores. Incluso hay casos en los que se pueden utilizar medicamentos para el VIH con el propósito de reducir el riesgo de infección si se estuvo expuesto al virus. 

Esto último se conoce como profilaxis postexposición, un protocolo que se aplica dentro de las primeras 72 horas, para inhibir la replicación del VIH en el organismo. Aunque no se trata de un tratamiento 100% efectivo, puede ayudar a prevenir que las personas se contagien con el virus. 

¿Qué es la terapia antirretroviral?

El tratamiento de VIH implica el uso de fármacos antirretrovirales (ARV), que se utilizan con el propósito de evitar la replicación del virus en el organismo de las personas. Precisamente por ello se conoce por el nombre de terapia antirretroviral (TARV). 

Quienes utilizan retrovirales para el tratamiento del VIH logran que su sistema inmunológico se recupere, lo que les ayuda a evitar que la infección se complique y se generen otras enfermedades. El virus no se elimina por completo, pero su presencia se reduce a niveles muy bajos, y la expectativa de vida de las personas infectadas aumenta significativamente.

Es importante destacar que el tratamiento de VIH es continuo y de por vida, y que las personas deben consumir los antirretrovirales con cierta frecuencia para mantener la supresión viral y evitar que el virus desarrolle resistencia a los medicamentos. Regularmente, este tratamiento se administra a través de comprimidos por vía oral, y la frecuencia varía en función del cuadro clínico y las indicaciones del médico.

¿Cuáles son los objetivos de este tratamiento de VIH?

Si bien no hay cura para el VIH, el tratamiento con antirretrovirales tiene como objetivo mejorar la calidad de vida de las personas que están infectadas con el virus. En pocas palabras, se puede decir que con el consumo de este tipo de fármacos es posible preservar las funciones del sistema inmunológico, controlar la replicación viral y evitar la progresión del virus hacia el SIDA. 

Según el National Institutes of Health de Estados Unidos, el descubrimiento de nuevos medicamentos a mediados de la década de 1990 hizo que el VIH pasara de ser una sentencia de muerte a una enfermedad crónica, y que la esperanza de vida de las personas con el virus se extendiera significativamente. 

Además del tratamiento de VIH, se recomienda a las personas con el virus tener un estilo de vida saludable, haciendo ejercicio y siguiendo una dieta equilibrada. 

Efectos secundarios de la terapia antirretroviral

Como sucede con cualquier otro medicamento, con los antirretrovirales que se utilizan en el tratamiento de VIH se pueden generar algunos efectos secundarios. La mayoría de las personas no los experimenta, pero hay casos en los que se padece de algunos efectos transitorios. 

Las personas que reaccionan negativamente a este tipo de tratamiento pueden experimentar problemas gastrointestinales, cambios en la distribución de grasa corporal y, en muy pocos casos, daño hepático. 

Es importante consultar directamente con un profesional de la salud cuáles son las implicaciones del tratamiento de VIH, porque no todos los casos son iguales, y se debe hacer una evaluación teniendo en cuenta el historial médico de cada persona.

Doctor presentando diagnócstico al pacientee

Casos de resistencia al tratamiento de VIH

Aunque el tratamiento de VIH tiene un nivel de efectividad muy alto, se pueden presentar casos en los que el virus desarrolla resistencia y neutraliza los efectos de los medicamentos. Esto sucede, generalmente, cuando no hay consistencia en el tratamiento y no se siguen las indicaciones médicas. 

También se puede dar el caso de personas que se contagian con una cepa que tiene resistencia a los medicamentos, por lo que el tratamiento pierde su efectividad. Lo mejor en ambos casos es realizar pruebas de resistencia para diseñar un régimen de tratamiento con medicamentos que sean más efectivos. 

¿Cómo prevenir la transmisión del VIH?

Está de más decir que la mejor forma de luchar contra este virus es desarrollar estrategias que ayuden a prevenir el contagio. Esto se debe hacer tanto a nivel individual como a nivel colectivo, sobre todo a través de políticas públicas que sirvan para informar a las personas y controlar su propagación. 

En la mayoría de los casos el VIH se transmite a través de las relaciones sexuales, independientemente de la orientación sexual de la persona, por lo que es recomendable utilizar preservativos vaginales, anales o bucales durante ellas. Los preservativos evitan el contacto directo, por lo que se suelen utilizar como barrera para evitar el contagio de VIH o cualquier otra infección de transmisión sexual. 

En el caso de las personas que tienen parejas sexuales con VIH positivo, también se recomienda la profilaxis preexposición, que implica tomar ciertos medicamentos de manera regular para prevenir el contagio. 

El tratamiento de VIH ha permitido que muchas personas contagiadas vivan una vida normal, y en muchos casos la expectativa de vida puede llegar a ser muy alta. Es importante luchar contra el estigma y la discriminación asociada al VIH, ya que eso solo puede dificultar la prevención y políticas que permitan que las personas accedan a la atención médica que necesitan.